Que pesado es este grupo de wasap, nunca veo lo que escriben.
Solemos escuchar o decir luego presumidamente.
Y me metieron en el grupo y no quiero salir para no parecer argel, a cada ratongo escriben boludeces, que saludos, que buenos días, y bendiciones poco creíbles.
Este modo de expresar supone lo siguiente: Los otros son pesados y yo no. Yo soy inteligente y los otros son estúpidos, en una actitud de superioridad, egocentrista, pero en un contrasentido también desea que a la hora que yo escribo quiero que todos me lean en una vanidosa posición.
Trayendo a colación esta situación Con este nuevo medio de redes virtuales nuestro mundo social se ha ampliado de forma asombrosa, y de alguna manera debemos administrar nuestra participación.
Estamos yendo poco a poco hacia una simbiosis biotecnológica a tal punto que algunos ya no pueden separar de sus manos y de su memoria el adictivo móvil, como una extensión más de su masa corporal produciendo un efecto siamés del que no queremos luego separarnos , porque esta tecnología ha sido tan impactante en el ser humano por su naturaleza misma, exactamente para complacer nuestro universo de primicias, vanidades, intereses, trabajos, egoísmos, chismes, curiosidad, morbosidad, ambiciones, problemas y porque no decir un elemento de cultura general acercando e igualando a todos en el saber si es que se sabe saber.
Un cómplice, una extensión del cerebro, un compañero de distracción, un paralelo mío, hay tanto que decir que es imposible abarcar los diferentes espectros de este tema, pero yendo al punto inicial y como final solamente quería reflexionar sobre las conductas humanas creadas a partir del celular, en una personal lucha contra los que creemos estúpidos y nuestra ñembo presumida inteligencia, sacando a la luz nuestros trastornos de complejos y traumas reflejados en esta nuestra participación social para algunos y antisocial para otros. Finalmente, nada nuevo bajo el sol.
Gustavo Raul Martinez Flores
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