La vida es como un abrir y cerrar de ojos, cuando uno la ve hacia atrás...los recuerdos se acumulan desordenados en tiempo y espacio, y es una mezcla de tiempos, situaciones que de alguna forma produjeron o satisfacción, deleite, alegría o agrado, placer, o sufrimientos y tristezas, amarguras, aflicciones y penas, pero también la sensación de viaje ---hacia un pasado—puntos de partida siempre-- hacia algo no descubierto, no experimentado, desenmascarando tu momento de vida. Los aromas, los sabores, la vista y tactos primeros de sensaciones experimentadas en la niñez, la adolescencia, la juventud, hacen todo parte de esa mezcla de tiempos y situaciones que se traducen en restos-porque nunca se acuerda uno de toda tu vida vivida. Trataré de plasmar algunos de esos recuerdos en los relatos a continuación.
Me encantaría que este proyecto sea comunitario, e invitar a todos—hermanos y primos y primas--- a agregar y entrelazar historias, recuerdos, relatos, chismes, memorias, narraciones, tradiciones de familia, fábulas, invenciones, etc.etc. y que al final tengamos algo bastante biográfico de nuestra familia. Les parecería un buen proyecto?
1. CHACO-Í
Chaco-í hace parte de esas primeras sensaciones mis años primeros. La escena que se dibuja en mi mente es la de estar sentado frente al río Paraguay, con los pies chapuceando en el agua refrescante, entre restos de millones de pedazos de ladrillos rojos desechados por roturas y accidentes que los hicieron indeseables e inservibles para ser transportados y mercadeados por la gran industria ladrillera de Doña Victoria—mi madrina de bautismo—y con la inmensa chimenea del horno ladrillero, como fiel guardián de ese peculiar entorno y alianza entre la tierra chaqueña y cuyos restos se fundían con el río haciéndose parte el uno del otro.
Como olvidar, la luz plena del sol de media mañana de verano, la brisa rebotando en todo el cuerpo, las risas y gritos de juegos de mis otros acompañantes, cuates de mi edad, y que desaparecían llevados por el incansable viento norte o las salpicaduras del remanso que se formaba justo en ese lugar. Del río siempre en movimiento queriendo arrastrar con todo, y los camalotes en flor con algún que otro pitogué montado en ellas, atrapados momentáneamente de su largo viaje de norte a sur en ese pequeño remanso cargado de torbellinos que se perdían en las profundidades de ese peculiar lugar, famoso por lo cargado de peces de todo tipo y punto de reunión siempre, de un sin numero de pescadores lugareños, esperando pacientemente con liñada en mano, la gran pesca, como aquella descrita por el Gran Mariscal Martínez, la del manguruyú de 150 Kg. pescado en una apacible pero obscura noche de sábado de 1953?, y escenario nocturno que tenía como fondo el lacónico sonido de la música proveniente de una fiesta del club Mbiguá.
Este relato de pesca de Don Aurelio, fue, entre otros, parte de nuestra extática de niñez como hermanos. Contado una y otra vez, alimentando nuestras fantasías, fábulas y aventuras de infancia.
Esa disputa entre la inmensidad de un animal acuático que no se daba por vencido, y un terco pescador que conocía a la perfección las técnicas de su arte, aunada a su fuerza de juventud capaz de aguantar la pulseada por horas y horas, y en el que finalmente tras dura pelea del gran manguruyú, finalmente el mismo se da por vencido y es acarreado a remo, ya cuando amanecía, y las primeras luces del sol comenzaban a dar su calor, atado a la canoa a las orillas del pedregoso puerto ladrillero, frente al cual vivíamos en una lacónica casita, de amplios corredores, techo de tejas, siempre pintada de blanco y pisos de ladrillo.
La seguridad que me daba la inmensa (en mis recuerdos de niño) casa de la madrina, allí detrás, con sus jardines de jazmín Paraguay y en frente de tierras chaqueñas se erguía imponente, bulliciosa, misteriosa, orgullosa e inalcanzable la gran ciudad de la Asunción de los años cincuenta, con su cansina bahía siempre habitadas por un resto de chatas, barcazas y barcos como bebiendo incansable, pero apaciblemente de la misma. Y que decir de las crecidas del río.....
La inundación de 1953 y 1954, que desbordaba toda imaginación y donde se manifestó a un país prisionero de sus ríos y sus procesos de anegación cíclicos, y Chaco-í y alrededores quedaron totalmente sumergidas por las aguas del Río Paraguay, y cuentan que, en Asunción el nivel del río llegó hasta la calle Montevideo, donde anteriormente se encontraba el edificio de la Industrial Paraguaya.
Nosotros, obviamente tuvimos que abandonar la soñada casita familiar, la vieja vitrola RCA “Victor” y pocos discos en mano, librera, libros de Alejandro Dumas, Julio Verne, José María Vargas Vila, y otros autores, y los escasos menesteres familiares, fuimos trasladados temporalmente para hacer hogar, a un hospital en construcción, pero abandonado, a las orillas del riacho Payaguá, creo que como a 1 km del pueblo, (por cierto invadida por cientos de murciélagos) y donde solo podíamos acceder remando. Por demás está decir que éramos los únicos inquilinos de ese gran espacio vacío sin puertas ni ventanas.
Me acuerdo, a mis cuatro años, a doña Chula, ya por aquellas épocas convertida en una extraordinaria y luchadora mujer de rio….ya que siempre teníamos que ir por “provista” al anegado pueblo.
Evoco gratos recuerdos de esos momentos del trayecto hídrico y mi corta memoria transita al sonido de los remos hundiéndose en el rio, Adalberto y yo jugando en la plancha de la canoa, mientras, lentamente doña Chula se esforzaba por llegar a puerto seguro….sorteando esos parajes hídricos, con los aromas inconfundibles del rio, repletos de grandes irupés, peces saltando en el agua, el concierto cantares de numerosas especies de aves como mbiguás, chopí pytas, garzas, loros chocleros, martín pescador, calandria real, canario paraguay, cardenales, picaflores, alondras, caranchos, cardenales, piriritas, cigüeñas, o libélulas posándose en los bordes de la canoa, y quien sabe que tantos otros, que hacían de nuestro trayecto como momentos en tiempo, imbuidos de una seguridad, encanto y paz de niñez increíbles.
Esta es mi vivencia del terruño de mis primeros pasos.
Próximos episodios: Pirizal, Asunción, Antequera, Coronel Oviedo)
Agosto 2006, Retomado Septiembre 2020
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