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Puerto Antequera,

Raúl Rosa Flores

Donde los peces hacen cabriolas. (Historia de la música).


La poesía se conjuga con ese bello puerto.


La gente que lo visita queda maravillada con sus bellos y multicolores atardeceres, y el encanto del eterno fluir del Río Paraguay.


El río entre tantas cosas que nos brinda para la supervivencia, también inspira a los poetas y compositores.


Puerto Antequera no tenía una música hasta mediados de noviembre del año 1975, cuando una mañana de ese mes, estando el Elenco Artístico del Ministerio de Defensa Nacional en el pueblo, visitó a mi padre en su negocio el entonces Ministro de esa cartera de Estado, el Gral. Marcial Samaniego, que acostumbraba pasear por el pueblo, sin custodia policial ni guardaespaldas, vestido con su acostumbrado pantalón beige de brin irlandés, una guayabera de aó po'i blanco, y su sombrero Panamá.


Tras el saludo de rigor, le dijo a mi padre:

- "Nde Pololo, na'ápe agüeru chendive peteī poeta vale, aipota ojapo ñandeve peteī música ñande pueblopeguarā. Kóa ha'e hína FEDERICO FARIÑA ROPÓN, peteī mitãkaria'y pyahu (cuando eso tenía 29 años), poeta, compositor, y maestro de ceremonias. Y nos está acompañando con el elenco artístico del Ministerio, entonces aproveché para pedirle que nos componga una música para nuestro pueblo."


Dicho esto, continuó el Gral Samaniego:


- "Pololo; eñatendemína chupe. Dale un lugar donde pueda escribir la letra de la música, y si podés dale la ayuda que te solicite. Nde ko reikuaa hína heta mba'e iporāva oīva ko ñande vallepe ikatuva omoī la musicape."


Mi padre le agradeció a su visita por la confianza, y se dispuso personalmente para quedar como un buen anfitrión.


Como era la hora del tereré, mi padre preparó un refrescante tereré, en la mejor jarra de vidrio que teníamos, con unos cubitos de hielo de la heladera a kerosén Electrolux, 7 hojas machacadas de yerba de lucero, y la infaltable yerba "Sabor Norteño" traído de Nueva Germania, para agasajar al compositor.


El vate empezó su obra.


Mi padre le había facilitado unas hojas de papel, y su máquina de escribir Underwood. Todo esto bajo la parralera que era su orgullo y su niña mimada, que para esas fechas ya tenía un tupido follaje y sus racimos de uvas listas para madurar en diciembre.


El sillón de mimbre, la mesita donde estaba la máquina de escribir, la jarra de vidrio sudada cubierta por la condensación, fueron testigos mudos de lo que el poeta iba describiendo en su obra. Las bellezas del pueblo se iban haciendo poesía, ayudado por los apuntes que antes había escrito, sorbiendo su refrescante tereré.


La obra estaba casi completa, cuando el ilustre visitante le dice a mi padre:


- "Don Pololo, a ver si me puede dar una ayuda. Quiero describir una cosa que me llamó la atención de este bello lugar. Mas bien del río sería. He visto muchos peces saltando fuera del agua, dando brincos y haciendo como acrobacias..... Es algo muy bello y digno de destacar en la letra de la música.

¿Usted no sabe como se lo llama a eso?"


Mi padre le respondió:


- "Vaya pregunta. Eso si que está difícil. Nunca había oído una palabra que describa eso... Y tampoco me lo había preguntado. Pero si me permite; no se me ocurre otra palabra mas que "cabriola"... Ya que este término se usa en el deporte equestre para describir los brincos que dan los caballos con gracia y elegancia, y también se usa para describir una acción parecida que hacen las bailarinas de ballet cuando dan un salto o brinco con elegancia."


El poeta se quedó pensando. Y le respondió a mi padre.

- "¿No tiene usted un diccionario para prestarme?. Me gusta ese término. Suena lindo y poético."


Mi padre le facilitó su diccionario Larrouse, orgulloso, ya que era un apasionado de utilizar términos correctos y concretos para nombrar a las cosas, y siempre lo tenía a mano.


Luego de leer en el diccionario el significado de "cabriola" le miró a mi padre y le dijo:

- "Me gusta esa palabra don Pololo.... CABRIOLA... CABRIOLAS.... suena muy poético.... Que mejor palabra para comparar los saltos que hacen los peces... Que con la gracia de los brincos de un pura sangre; o la plasticidad de una bailarina de ballet.

Además los poetas tenemos lo que se llama la "licencia poética" y se nos permite usar figuras literarias, usar las palabras libremente; hacer comparaciones,... Usar hipérbole... Y hasta personificaciones. Entonces: ¿Porqué los peces no pueden hacer cabriolas?"


Después del almuerzo, al final de la tarde, el poeta culminó su obra.


Desde ese día, y transcurrido un tiempo la poesía se hizo música gracias a la Sra. Chinita de Nicola.


Desde ese día PUERTO ANTEQUERA se convirtió en el lugar DONDE LOS PECES HACEN CABRIOLAS.





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