Nuestros Años 60´s
- Victor Martinez
- 17 mar
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 29 mar
Hoy les compartí al grupo de los Bisnietos de la Abuela Ana, esta Zamba, “Mujer Niña y Amiga”, música popular argentina que forma parte de la renovación y nueva poética del folclore argentino, del boom musical de los años 60´s .y Ma Renee, integrante del grupo, sorprendida me escribió y me preguntó "qué ondas" con esto y a lo que me imagino que se preguntarán el porqué.
Y ahi les vá mi respuesta.
Esta música (como muchas de otros géneros de esta fructífera década musical) caló profundamente en nuestros corazones juveniles, románticos, idealistas, apasionados, rebeldes y llenos de esperanza, en el peculiar entorno paraguayo del que nos aferrábamos con sueños e ilusiones.
Recordar los años 60´s en Paraguay es evocar como primos, nuestra condición de nóveles migrantes a la gran ciudad, desde nuestras experiencias pueblerinas en Coronel Oviedo y Antequera. La ciudad nos recibía con su bullicio y su ritmo acelerado, muy distinto a la tranquilidad de nuestros dias provincianos.
A continuación, esta paráfrasis de Carlos A. Benitez F. en “Un adolescente en la década del 60… ” quien vívidamente nos recuerda de esos tiempos juveniles:
“Con nosotros comenzó la costumbre de las “palmeadas” y los sábados, cuando la principal calle céntrica se volvía peatonal. La calle Palma era entregada a los jóvenes, que radiantes la inundaban con sana y bulliciosa alegría. “Ver y ser visto” se convirtió en una institución inevitable por décadas.
Nuestra juventud encontraba diversiones sanas en los "Torneos Deportivos Universitarios", los más exitosos y bulliciosos del continente, con reñida competencia entre facultades que llenaban los estadios con sus coloridas hinchadas y vibrantes batucadas. La rebeldía también nos alcanzó. Inspirados por los movimientos contra la guerra de Vietnam en EE.UU. y el “mayo francés” de 1968, alzamos nuestra propia voz.
En 1965, cuando los neo-bandeirantes invadieron los Saltos del Guairá, quemamos la bandera de Brasil . En 1969, con la visita de Rockefeller, de la Standard Oil (Esso), quemamos la de EE.UU., en homenaje a los héroes del Chaco.
Las noches de Asunción estaban llenas de vida . En clubes como Mbiguá, Sajonia, Alemán, Sol, River, Rowing y Olimpia de Itá, las fiestas sabatinas eran tradicionales, iluminadas y con pistas de baile donde resplandecía el encanto joven. No eran como las discotecas de hoy, con pequeños y oscuros tugurios. En los barrios, las familias abrían sus puertas para “cocktails” los sábados por la noche y “picnics” dominicales que se extendían hasta el atardecer.
La música era el alma de nuestra juventud. En grandes “long play”, los disc jockeys inundaban el ambiente con los Beatles, Rolling Stones, Nat King Cole y Elvis Presley. Desde el Río de la Plata llegaba el “Club del Clan” con Palito Ortega, Violeta Rivas, Leo Dan, Johnny Tedesco y Chico Novarro. Aparecían Luis Aguilé, Sandro, Leonardo Fabio, Los Iracundos y Los Gatos Salvajes con “La Balsa”. Desde Chile nos llegaban Los Ángeles Negros y luego los hermanos Galán con Pimpinela. Brasil nos traía las cadencias de Roberto Carlos. Desde Europa, Raphael, Charles Aznavour y Julio Iglesias nos regalaban su dulzura, mientras que ABBA conquistaba corazones con “Chiquitita”.
Aquella década con su música fue un sello de calidad que persiste hasta nuestros dias , nunca superado hasta hoy. Sus letras eran expresivas y divertidas, nunca obscenas. Las jóvenes eran elogiadas y respetadas, nunca insultadas con insolencias. Recordar aquellos tiempos es revivir la magia de una época en la que fuimos jóvenes, dueños de las calles, llenos de sueños y de una música que hablaba de sueños, amor, esperanza e inspiración.
Marzo 17, 2025

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