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Los rollos de madera. Una historia que quedó en el pasado

Foto del escritor: Adolfo von Tumpling EisenhutAdolfo von Tumpling Eisenhut

Actualizado: 10 sept 2020


Por todo lo que me cupo vivir en mi puerto natal Antequera en esa gloriosa época, donde gozamos del privilegio de embarcar los mejores rollos del mundo, sin ningún control. Este puerto estaba conceptuado como unos de los puertos más renombrados de la zona Norte. Pero inconscientemente regalabamos todas nuestras maderas vírgenes de primera calidad a nuestros vecinos compradores. En aquella histórica época de paz y bonanza, las abandonadas calles de este puerto se convirtieron en una gigante playa de embarque, donde los enormes buques internacionales atracaban o arrimaban a su alta barranquera para cargar fácil y gratuitamente nuestras maderas en bruto.


Considerando que nuestros rollos estaban conceptuados como las mejores del mundo, los acopiadores de turno se pegaban el lujo de seleccionar las mejores maderas en bruto a su antojo y solo compraban los que tenían mayor cotización en el mercado internacional. Específicamente los Rollos de madera que no tenían las medidas requeridas o algún defecto natural, eran rechazados, como también los árboles gigantes de gran volumen que sus guinches anticuados no tenían la capacidad para cargar en sus buques o sean, bodegas. Por efecto de esta misma causa, muy pronto en nuestra playa de embarque fueron quedando miles de Rollos rechazados por finos o gigantes, sin que nadie las reclame.


Para que la Municipalidad pueda ganar espacio y recaudar más, ya que ellos cobraban por este servicio, increíblemente se contrató a un grupo de estibadores locales, para que por la noche se deshagan de esos desechos, arrojándolas al Río Paraguay. Miles o millones de metros cúbicos de madera de primera calidad fueron arrojados al río, e inclusive un buque por descuido embistió a unos de estos rollos y naufragó, dejando varias víctimas que lamentar. Pero este delito pasó desapercibido, pues la economía del país disfrutaba de los beneficios de esta increíble tala de nuestros bosques vírgenes. Imagino que muchos manguruyúes en la ciudad gozaron hasta el final de esta hermosa luna de miel. Todo el mundo estuvo de acuerdo con este crimen ecológico y ahora ya tarde, muchos quieren protestar o sea, justificar estos errores.


Esta triste y lamentable historia tiene muchos otros entretelones y hermosas anécdotas que comentar. Puede que si el tiempo lo permite, alguna vez yo pueda relatarles con mayor lujo y detalle otros episodios de este imperdonable y lamentable crimen ecológico. Aclaro que después de todo fueron hechos reales que por el momento prefiero pasarlas por alto para no amargarles inútilmente su existencia.


Tomado del Libro de su autoría: "Con la Sangre en los ojos"




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