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Los hombres de la yerba mate de mi terruño.

Raúl Rosa Flores


Hablar de la Ilex paraguariensis, yerba mate, yerba de los jesuitas, yerba del Paraguay, té de los jesuitas, té paraguayo o ka'a (en guaraní), necesariamente es un tema cultural y transversal a la historia de mi Patria chica, PUERTO ANTEQUERA, y su zona de influencia que comprende la margen derecha del río Jejui y sus afluentes el río Aguaray, y el río Aguaraymi.


Hablar de la historia de esta hierba es un tema bastante trillado, a esta altura de la civilización ya nadie discute su importancia cultural y económica a lo largo de la historia de nuestro país.


Tampoco quiero hacer una historia de su cultivo, ya que esta planta tiene la particularidad de que para que germinen sus semillas, en forma natural, las mismas deben pasar antes por el tracto digestivo de algunas aves, y después de eso recién pueden germinar.


Hay mucha literatura sobre el tema del cultivo con la intervención humana de la YERBA MATE. Lo único cierto y comprobado es que fueron los Jesuitas, los primeros en descubrir la particularidad que tienen las semillas del KA'A para su germinación, e imitaron el proceso que se daba en la naturaleza con el trabajo que hacían las aves, macerando las semillas en lejías preparadas para el efecto y luego de un proceso de fermentado eran aptas para la siembra. También está comprobado que con la expulsión de los Jesuitas en el año 1767 se perdió esta técnica; y que la misma se redescubrió recién con la llegada de inmigrantes europeos a fines del siglo XIX y comienzos del Siglo XX, entre los que se destaca un inmigrante alemán afincado en Nueva Germania de nombre Friedrich (Federico) Neumann, pionero en la zona en el cultivo de la Yerba Mate.


El KA'A, "la hierba" sagrada del Pueblo Guaraní, sintetiza la cultura de ese pueblo originario. No en vano se llama solo "KA'A", sin ningún otro apelativo ni adjetivo, porque por sí sola; en la belleza de su mata, el verde brillante de sus hojas perennes y aromáticas, sintetiza a la madre naturaleza, ya que es un regalo de "Tupá" encomendado a "Ka'a jaryi" como eterna gratitud por la hospitalidad y cordialidad que nos identifica como pueblo, y está siempre presente en las rondas de Tereré, o en una mateada alrededor de un fogón.


Hablar de la Yerba Mate y su historia en la cuenca del río Jejuí, necesariamente nos hace recordar a los hombres que en un pasado no muy lejano estuvieron ligados al cultivo, cosecha, industrialización, y distribución del producto.


Hablar de la Yerba Mate del pasado, es hablar de amor y arte en la elaboración de la misma. Es recordar las bolsas de lienzo de algodón de 50 kgr. cargados por artistas "mineros" que con maestría iban comprimiendo la yerba dentro de la bolsa con un palo cilíndrico, parecido a un "avati soca", para luego ser "costureadas" con hilo ferretería N° 5 y agujas arpilleras, antes de pasar a la impresión de la marca con un stencil y tinte negro de anilina.


Hablar de la Yerba Mate del pasado, es recordar la mejor yerba de la cosecha, convertido en primoroso "sobornal"; unas bolsitas de unos 2 Kgr. parecidas a las de 50 kgr. pero en miniatura, que servían como un preciado obsequio, o como una dádiva, en muchos casos para recompensar algún favor, y de ahí el nombre de "sobornal".


Hablar de la Yerba Mate del pasado, es hablar de los molinos yerbateros de Don Gerard (Gerardo o Kejá) Neumann, de Nueva Germania, con su marca ”SABOR NORTEÑO"; el molino de Don Walter Neumann, del Barrio Santa Ana de San Pedro, con su marca "FORTÍN"; el molino de Doña Virginia Almirón de Carreras, del Barrio Beato Roque González (Entonces Beato) de San Pedro, con su marca "VIRGINIA" que luego pasó a ser administrado por Don Ángel (Není) Carreras, y pasó a ser comercializada con la marca "LAS PALMAS" en honor a "Nuestro Señor de las palmas", cuya imagen pertenece a la familia por generaciones y es venerado montado en su borrico.


Hablar de la Yerba Mate del pasado, es hablar y recordar al hábil comerciante Don Genaro Valiente, que acopiaba "mborovire" de pequeños productores y los hacía molinar en el molino de los Carreras, para venderlos a los grandes almacenes como un producto sin marca.


Hablar de la Yerba Mate del pasado, es recordar a los Ramirez de Naranjaty (Compañía de San Pedro), la familia Inglach de Aguaray Seco (Compañía fe San Pedro); y tantas otras familias que con amor y sudor, nos permitieron saborear la mejor yerba salidas de sus fincas y tostadas en su "barbacuá".


Hablar de la Yerba Mate del pasado, es rendir un homenaje y recordación a LOS HOMBRES DE LA YERBA MATE de mi terruño.





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