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Itzhak Stern y Ozcar Schindler de nuestro tiempo.

Raúl Rosa Flores

"Sábado ka'aru "güey" tuja jepe o arribá colina" es un dicho popular que solía escuchar decir entre risas y bullicios a los estibadores que descargaban mercaderías en los depósitos del viejo Almacén de mi padre.


Con los años comprendí el significado del dicho.


Los sábados a la tarde se siente un ambiente más relajado, festivo; la gente parece descomprimirse del habitual ajetreo de la semana.

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Ese mismo ambiente reinaba en el viejo Almacén de mi padre.


Contagiado por esa sensación, traspuse una de las puertas que daba a la calle, aspirando una bocanada del fresco aire otoñal que inundaba el ambiente. Observé la inminente puesta del sol hacia el poniente, conjugado con el verde follaje del Chaco, que parecía contagiado por el sábado ka'arú, en complicidad con una bandada de mbigua que remontaban a pocos metros de altura el suave oleaje del siempre presente río Paraguay.


Esta imagen me acompañó en el camino hacia la placita y parque de diversiones que estaba a pocos metros de mi hogar

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Antes de llegar a mi destino, ya en la galería de la casa de Don Walter Neumann, a través de la ventana y una puerta, semi cerrada por un portoncito, que mas bien era una reja a media altura, hecha de la mejor madera de cedro, finamente barnizada, le vi en su oficina a quien consideraba mi amigo, pese a mi corta edad, Don Martín Cáceres, quien me correspondió al saludo, y me dijo: - "Quedate pues un rato y haceme compañía. Así me das una mano, y de paso vas a aprender algo de contabilidad y manejo de planillas. Acabo de terminar la nómina de los empleados que en un rato van a venir a cobrar su pago semanal como empleados del Aserradero."


Don Martín Cáceres era un Señor de estatura mediana, delgado, de tez morena; peinado con gomina, siempre vestía camisa mangas cortas de color claro (para no manchar con tinta el puño de una camisa mangas largas según me explicó una vez), pantalones de gabardina wash and wear impecablemente planchados y con las rayas bien marcadas, cinto y zapatos negros haciendo juego, y unos anteojos permanentes con un pequeño niquelado en las patillas, y su infaltable lapicera anclada el bolsillo del lado izquierdo de su camisa. Siempre andaba impecable, tanto es así que hasta me lo imaginaba despertándose en las mañanas con un piyama con botones, al juego, de color claro, sin ninguna arruga en su ropa, por lo metódico y pulcro que era. Cosas de la imaginación de un infante.


Al cabo de un rato empezaron a llegar los trabajadores del Aserradero de Don Walter Neumann para percibir su paga semanal.


El ambiente característico de los sábados ka'aru se percibía en los rostros de los trabajadores, quienes igual a los estibadores a quienes había escuchado pronunciar aquel dicho, esperaban su turno para cobrar la liquidación que les correspondía de acuerdo a la nómina pulcramente elaborada por don Martín Cáceres.


Don Martín Cáceres era el Contador, Tesorero y mano derecha del propietario del aserradero que funcionaba en el pueblo, y el encargado de elaborar la nómina para el pago.


Formar parte, o estar incluido en esa lista, permitía a mucha gente trabajadora asegurarse una vida digna. Formar parte a esa lista, daba la posibilidad de tener un techo, comida, y una familia feliz.


Gracias a esta lista, muchos compueblanos tenían acceso a una casa, un hogar con todas las comodidades, ya que además de su salario podían "retirar" del aserradero todas las maderas necesarias para construir sus paredes, techo, pisos, construir muebles.... y hasta la leña o aserrín para cocer sus alimentos.


Figurar en aquella lista daba la posibilidad de acceder algún día a la jubilación, tener la cobertura de un Seguro Médico, y un trabajo seguro, ya que los empleados estaban incluidos en el Seguro Social del I.P.S, poco común en aquellos tiempos.


Hoy después de tantos años. Recordando aquel momento, me viene a la memoria aquel sábado ka'aru. Recuerdo aquellos rostros felices. Recuerdo a aquella gente honesta y trabajadora.


Hoy solo podemos recordarlos, y honrar su legado....


Me viene a la memoria también una frase de la película "La lista de Schindler" donde en uno de los diálogos alguien dijo:

- "Esta lista es el bien absoluto. Esta lista es la vida. Más allá de sus márgenes se halla el abismo."


Gracias a Don Martín Cáceres y Don Walter Neumann; y a aquella lista de aquel sábado ka'aru muchos tuvieron una vida.


Gratitud eterna a ellos.




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1 Comment


Miriam Rosa F
Miriam Rosa F
Oct 07, 2020

Asombradísima estoy de la creatividad y capacidad artística de todos... buena idea la de aglutinar todas las creaciones de los exponentes

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