21 de Mayo 2003
Ana caminaba torpemente, sosteniéndose el abdomen embarazado con una mano; con mucha dificultad iba apoyándose por las paredes. Le acompañaba Domingo su esposo, de porte débil y enfermizo, sosteniéndola por la cintura.
Fuerza Anita, ya falta poco...¡¡ le animaba Domingo.
Sus dos pequeñas y blondas hijas, Olga y Blanquita caminaban detrás, con ojos asustados y llenos de asombro, acompañando esta doliente caravana.
Ese día de invierno se presentaba caluroso, la única calle del puerto Antequera era escenario de fuertes vientos del norte, muy propio del mes de agosto.
La Polvareda bailaba la graciosa danza del remolino y llovían las amarillentas hojas del chivato..
Eran las once de la mañana , cuando Ana sintió las primeras contracciones. Ya estaban preparados para este momento. Se dirigieron a la casa de la partera.
Domingo no se sentía bien de salud, tenía que fingir bienestar, pues Ana estaba en sus últimos días de gestación y no deseaba perturbarla.
Unos cuatro meses antes había sentido un intenso dolor en el pecho, seguido de pausas de alivio y periodos dolorosos de largas sesiones de tos.
Perdió el hambre y había adelgazado notoriamente.
El doctor Ernesto diagnosticó: Mi amigo Domingo, usted padece de una tuberculosis muy avanzada
Domingo se encontraba muy entusiasmado con el nacimiento de su tercer hijo. Íntimamente deseaba que sea varón, pero nada le había confiado a Ana.
Domingo Flores , a pesar de su estado de salud era de buena estatura, elegante, cabellos negros, impecablemente vestido, de traje oscuro, camisa blanca y corbata, zapatos brillantes, acudía diariamente hasta la oficina del telégrafo del puerto donde oficiaba de encargado. Era profesional en telegrafía recibido en su país argentina; vino al Paraguay en busca de su padre, quien fuera exiliado por problemas políticos. Con su título en manos consiguió ser asignado a la unidad de telégrafos de Puerto Antequera, alto Paraguay donde conoció a Ana y la hizo su esposa..
Domingo amaba profundamente a Ana, hija de colonos húngaros. Joven, bella. recia y trabajadora. Tenían dos hermosas niñas y ahora caminaban contra el viento y el polvo en busca de la partera para recibir a su esperado tercer hijo.
Ana Eisenhut era poco cariñosa, pero sentía mucho amor por Domingo y sus hijas Olga y Blanca. Le costaba demostrar sus sentimientos. Era una actitud que siempre se reprochaba, pero lo atribuía a que la vida fue muy dura con ella y su familia. No había tiempo para cariños y diálogos.
Había crecido en medio de la naturaleza inhóspita, donde se trabajaba sin descanso, en un ambiente de febril actividad portuaria, con aromas a fardos de tabaco, pieles silvestres, madera aserrada, montañas de leñas, de yerba mate y ejércitos de estibadores, brillando bajo el sol, marchando sobre la flexible planchada, con idas y venidas eternas a los viejos barcos de río.
Olga, andá corriendo, avísale a Doña Fermina que estamos llegando...ordenó Domingo a la mayor de sus hijas. Esta fue presurosa durante el trayecto de los cien metros que faltaban. Corriendo detrás de Olguita la seguía su pequeña hermana Blanca, de esplendorosos ojos azules y delgadas piernas.
Doña Fermina estaba esperando a la pareja junto con Miguel, su esposo. Los recibieron y rápidamente la llevaron a la pieza más grande de la casa, donde la acostaron tiernamente. Fermina pidió a los hombres y a las niñas que esperen afuera. Miguel y Domingo se sentaron bajo la sombra de un enorme yvapovó, mientras las niñas corrieron hacia la calle a mirar el río pasar. De sandalias blancas y vestiditos amarillos, quedaron paradas al borde de la barranca a esperar en la borrasca a su nuevo hermanito.
Domingo tuvo un feroz ataque de tos.
El parto no duró mucho. A las 2 de la tarde, madre e hija se encontraban bien. Olga y Blanca rodeaban con curiosidad a su hermanita.
Cómo le vamos a llamar mamá ? le preguntó Blanquita a su agotada madre.
No sé mi hija, vamos a elegir después ¡¡ contestó bruscamente Ana.
Todos los días a las seis de la tarde cesaba el furioso viento del norte al caer el sol. Después del parto regresaba la comitiva y con la misma lentitud llegaron a la casona con la nueva integrante, en brazos de su orgulloso padre. La niña recién nacida era fuerte y sana, cabellos color miel, piel rosada y muy inquieta.
Luego de acostar a las niñas y a su esposa, Domingo salió fuera de la casa . La noche estaba estrellada, el viento dormía y los mosquitos ya no molestaban. No pudo contener lágrimas de alegría por ver a su pequeña joya tan hermosa, aunque esperaba varón, no le quitaba la inmensa felicidad que sentía en el alma. Amaba tanto a Ana.
Amaba tanto a sus pequeñas Flores.
Dentro de la alegría que se hallaba inmerso, Domingo no dejaba de pensar en su salud. Tenía temor de contagiar a su familia con la cruel enfermedad que lo consumía día a día y lo debilitaba rápidamente.
A la mañana siguiente Olga y Blanquita se levantaron muy temprano y rodearon a su madre y a la hermanita. Ayudaron a Ana con las labores de la casa .
Una semana después del feliz acontecimiento, Ana ya se encontraba fuerte para
retomar las labores de la casa y de cuidar a su malogrado esposo.
Una mañana , tocan la puerta de la casa, era el auxiliar del telégrafo...
Doña Ana, el señor Domingo se desmayó en el correo...vamo rápido ¡¡¡
Rápidamente fueron hasta allí y encontraron a Domingo tendido en el suelo. Lo trasladaron hasta la casa y lo acostaron. Poco después Domingo recobró el conocimiento. Ya no pudo levantarse de la cama. Fue apagándose poco a poco y con el rostro consumido por la agonía, se despidió dulcemente de su querida y amada Ana y de sus niñas Olga, Blanca y su
pequeña sin nombre, las abrazó intensamente dentro de su debilidad y les reiteró el amor profundo que sentía por ellas.
> Cerró los ojos y murió.
En su inmenso dolor Ana expresó:
A mi nueva niña la llamaré como su padre . Y la llamó Dominga. Y luego dijo: Su segundo nombre será Esmeralda, como la joya preciosa que fue para su padre, con el cual compartió sólo unos días!!
Relato novelado de la muerte mi abuelo Domingo Flores y el nacimiento de mamá Dominga Esmeralda Flores (Chula)
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