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Dia de Reyes

Abelardo Rosa Flores

Cuando éramos niños acostumbrábamos a poner en el pesebre o en la ventana los zapatos, agregábamos pasto, agua y hasta maíz para el camello. En los zapatos colocábamos una esquelita o carta a los Reyes Magos solicitando el regalo deseado.


Por supuesto que en la mayoría de las veces estos Reyes nos dejaban lo que estaba al alcance de sus bolsillos.

En una oportunidad siendo yo aún pequeño, recibí una pelota de cuero nº 5, de esas que se hacían en Luque, un amiguito de la época, no quiero mencionar el nombre para no herir sus sentimientos, vio el preciado regalo que me dejaron los Reyes y con cara de tristeza me comentó que él no recibió regalo alguno.


Conste que el día de la víspera de reyes yo le di las instrucciones de cómo hacer para recibirlo, extrañado de que los Reyes no hayan pasado por su casa, pregunté a mi madre que ¿habría pasado?


Mi madre me dijo que quizás no les alcanzó el tiempo, ya que había tantas casas que recorrer y se les habrá llegado encima el amanecer, por tanto no pudieron cumplir con el pedido de mi amiguito. Luego de un silencio, nos miró y nos dijo que repitiéramos lo de la noche anterior y que allí se cumpliría su pedido. Con una sonrisa y con cara de satisfacción fuimos a preparar todo para que la noche siguiente puedan llegar los Reyes magos.

Al amanecer del día 7 de enero del año no sé cuánto, mi amiguito llegó más contento que perro con dos colas, corriendo y haciendo botar su pelota de cuero, para mostrarme que los Reyes cumplieron con su pedido.



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