Antes nada quiero que sepan que yo no tengo nada en contra de este pujante modernismo, aunque me agradaría seguir aportando con el cuidado de lo poco que queda de nuestra resentida naturaleza. Lamentablemente dentro estas intenciones hay muchas opiniones falsas, oídos sordos y ojos que no quieren ver, pero que a pesar de todo sigue arrastrando mentiras y engaños que al final nos arrastran hacia un futuro que no representa la realidad.
Las promesas incumplidas siempre son pasajeras y las esperanzas una simple ilusión que pretende o intenta decir muchas verdades, pero que al final por falta de un seguimiento inteligente queda en el olvido y nunca se concreta. No sé si ustedes me entenderán, pero sigo creyendo que al final nuestro teatro se está quedando pequeño para albergar a tantos actores desubicados que intentan engañarnos con sus falsas promesas. Estas mismas palabras ya lo dijo otro loco soñador y ahora se estará riendo de nosotros en el más allá.
Muchas veces creí que los humanos ya dijimos la última palabra, pero luego comprobé que cuando más grande es la mentira o el engaño todo el mundo se siente mejor y feliz. Por eso los oportunistas inventan cada día, nuevo mecanismo para enredar o engañar a su víctima, arrastrándoles hacia un mundo falso y totalmente desconocido.
A mí por ejemplo me gustan las carnes blandas y tiernas y con poca gordura para cuidar mi delicada salud. Pero en esta vida todo es cuestión de gusto y como decía mi finado cuñado Don Abelardo Rosa cariñosamente apodado Don Pololo rey de Antequera, quien mientras devoraba una vaca entera y luego disconforme se quejaba que querría tener el estómago de su concuñado Don Vallaro quien también contaba con una barriga o bodega privilegiada… Esto también nos demuestra que nadie nunca está conforme con lo que posee y por eso quiero creer que si usted puede alcanzar algo mejor, muchas felicidades, y por la duda, no tenga miedo de sus consecuencias.
Mis intenciones siempre fueron querer ayudar a la naturaleza que es una víctima más como yo de esta loca civilización. Desde luego que a nuestros estudiosos no les agrada que se diga esta tontería, ellos pues son doctores sabios que conocen todo y su sabiduría o inteligencia solamente lo emplean como una buena oportunidad para llenarse los bolsillos.
Tremendo engaño, pues nadie aprendió todo y como sabemos estos privilegiados con sus sabidurías ahora están acabando con toda nuestra naturaleza sin hacer absolutamente nada. Al mencionar o enfatizar esta realidad nuevamente seré considerado como un desubicado, pero no importa ni se preocupen, pues tengo la conciencia tranquila a pesar de todos los errores cometidos durante mi largo trajinar.
Desde ya muy agradecido por la consideración, pero como se dice que para que el fuego se mantenga vivo, hay que ponerle leña, seguiré quebrantando vuestra tranquilidad para que usted también no se duerma en el silencio del olvido. Esto mismo dijo un amigo que se quedó dormido sobre un hormiguero y al despertarse tuvo que tirarse al río para no sufrir las dolorosas picazones de estos insectos. Menos mal que los sacrificados pescadores ya acabaron con todas las pirañas o caso contrario este pobre infeliz hoy ya no estaría contando el cuento.
El tiempo me enseñó que si fuera por la riqueza monetaria acumulada ningún millonario tendría que morir, sin embargo todos estiran las patas y al final nadie ni lo recuerda y eso es triste de verdad. Al solo escuchar estas palabras muchos creerán que soy un amargado, pero yo también aprendí a ser feliz a mi manera aunque usted no lo crea.
Actualmente en la campaña donde vivo estamos llenos de pequeños Dioses que se creen inmortales porque lograron engañar a un grupo de desafortunados. En las elecciones anteriores los políticos, candidatos al poder, se comprometieron públicamente a erradicar la clase hambreada del pueblo paraguayo, pero al final no dejó de ser otra falsa promesa que nunca se cumplió. Por el momento no quisiera generalizar ni entrar en su chiquero, porque apestan. Estos políticos solo hablan y al hacerlo mienten y al no poder lograr su propósito intentan comprar conciencia con alguna moneda mal habida, salido o malversado quien sabe de qué agujero.
Tomado del Libro de su autoría: "Con la Sangre en los ojos"
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