ANA EISENHÜT TZABO (Anita)
Hija de inmigrantes húngaros.
Nació en la República Argentina un 4 de diciembre de 1.904, cuando sus padres Don José Eisenhüt y Doña Julia Tzabo estaban buscando donde afincarse en Sudamérica y eligieron Paraguay. Otra rama de los Eisenhüt recalaron en el estado Rio Grande do sul.
Única hija mujer de 9 hermanos.
Siendo aún una niña llegó a Puerto Antequera con su familia.
Era una mujer de imponente figura, medía 1,82 mtrs. de estatura, y calzaba la horma Nº 42.
Tenía el porte de una reina, de finos modales, nunca se le oyó proferir malas palabras; tomaba el té o cualquier otra infusión con la taza asida sólo con el pulgar y el dedo índice, y el meñique apuntando al cielo.
Una mujer rígida, circunspecta, siempre preocupada porque su familia actúe dentro de estas reglas.
De joven contrajo matrimonio con un argentino, Don Domingo Flores, con quien formó una hermosa familia y tuvo 3 hijas, Olga René (Chichita), Blanca Deidamia y Esmeralda (Chula).
Quedó viuda siendo sus hijas pequeñas, a causa de una neumonía y la falta de antibióticos en esa época.
Un tiempo después volvió a contraer matrimonio con un inmigrante alemán que se había afincado en el pueblo, Don Wolf Von Tümpling, con quien tuvo 3 nuevos hijos, Sibilla (Vila), Adolfo (Nené) y Julia Marta (Negra).
El infortunio quiso que quedara nuevamente viuda cuando asesinaron a sangre fría a su esposo, en pleno desembarque de un buque de la que el alemán era "agente", un fatídico 31 de diciembre del año 1.948.
Doña Anita, a sus 44 años, viuda en dos ocasiones tuvo que hacerse cargo de la educación de hijos, administrar los bienes que le quedaron de sus matrimonios, y ver que rumbo tomaba en la vida.
En el año 1949 se compró una casa en el barrio Sajonia, ubicado en la calle 1ra. e/ 24 y 25.
Allí empezó una nueva vida, luego de que su primera hija, Chichita, quien había fallecido unos meses antes de aquel fatídico 31 de diciembre de 1.948, en la ciudad de Asunción a causa de una intervención quirúrgica por Peritonitis, en el Sanatorio Migone Battilana, y de que sus hijas Blanca y Chula hubieron contraído nupcias con Don Abelardo Rosa (Pololo) y Don Aureliano Martínez, respectivamente.
Doña Anita, ya afincada en su nuevo hogar, con sus menores hijos de su segundo matrimonio, pasaba sus días entre Asunción y Puerto Antequera, hasta el año 1.962, año en que tras un largo viaje de 36 horas en el buque a vapor Anita Barthe, volvió junto a su único hijo varón, Adolfo, a Puerto Antequera para retomar con este el legado de su difunto esposo alemán, que había dejado unas buenas edificaciones, y todo el equipamiento para el funcionamiento de un Almacén de ramos generales, u otro tipo de emprendimiento comercial.
Doña Anita se volvió a integrar a la comunidad de Puerto Antequera, pero ya en otra faceta. Esta vez como ABUELA, pasaba largas temporadas entre Puerto Antequera con sus hijos Adolfo y Blanca, y Asunción con sus hijas Vila y Chula, y Buenos Aires con su hija Negra, quien para entonces había formado una familia con un argentino, Osvaldo Vallaro, y quienes residían en esa Capital a orillas del Río de la Plata.
Doña Anita, pasó sus últimos años rodeada de su numerosa descendencia; entre sus hijos, nietos, bisnietos, y tataranietos.
Siempre fue una mujer fuerte. Sobrevivió a varias visitas a los quirófanos. Se había operado de una hernia en el abdomen, piedra en la vesícula, una apendicitis; llegó a ser portadora de dos marcapasos, vio al Cometa Halley en dos oportunidades, testigo presencial de varios eclipses de Sol, e innumerables eclipses lunares. Fue testigo de dos guerras mundiales; cuando acabó la Guerra del Chaco ella ya tenía 31 años. Durante la Revolución de 1.947 ella y su esposo, prestaron su residencia como Puesto de Comando a las fuerzas leales al Gobierno del Gral. Morínigo, como centro de operaciones para contener el avance de las fuerzas Revolucionarias.
De la Residencia del matrimonio Tümpling Eisenhüt partió el Gral. Francisco Caballero Alvarez, el mítico "Pancholo" unas horas antes de sufrir un atentado en en la estancia Pedernal de donde salió con vida, y de cuyo hecho se hace mención en la obra musical "Pancholo" que es un himno del Partido Colorado.
Doña Anita vivió lo suficiente, rodeada del cariño y respeto de todos los que la llegaron a conocer.
Pero el destino, hizo que no llegara a cumplir los 100 años que parecía una cosa cantada, ya que los preparativos de su entorno familiar para ese evento estaba pronto.
Dios le dijo basta un 16 de mayo del año 2.004, a escasos 6 meses de su centenario cumpleaños.
Subió al cielo desde su lecho, de un paro cardiaco que le tomó en sueños, una partida soñada, sin sufrimientos y con la conciencia del deber cumplido.
Doña Anita, esa mujer imponente y fuerte como un roble dejo a su familia con la seguridad de una Cristiana Resignación.
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