A mi entender y sigo creyendo que toda esta increíble historia nació en la mente de un soñador alemán, quien en su país pudo demostrar cómo puede terminar nuestro planeta tierra si no tomamos los recaudos para proteger a nuestra naturaleza.
En aquella oportunidad las relaciones entre el Paraguay y Alemania fueron buenas y quizás por ese motivo este gobierno resolvió ejecutar en nuestro país este ambicioso experimento. Como es de suponer nuestros mandamases aceptaron sin problema esta iniciativa.
Por fortuna en esa época aún contamos con dos grandes ríos sin ser prácticamente explotado racionalmente. Contradictoriamente todos nuestros pescadores vivían en la miseria, empobrecido y luchando sin encontrar una solución. La verdad es que todas estas riquezas naturales que poseíamos prácticamente eran gratis sin ser explotadas.
Luego los tiempos cambiaron, pero ya tarde nos dimos cuenta de nuestros errores. Hoy nuevamente con el proyecto que presentaba esta Empresa alemana Surupar era nuevamente una excelente oportunidad, para mejorar nuestra empobrecida economía.
Lastimosamente en aquel entonces nuestro país no estaba preparado, ni en condiciones para darle un seguimiento a todas estas propuestas, garantizando una progresiva e inteligente producción de peces sin dañar al medio ambiente.
Sinceramente hablando, al principio yo también lamente que el proyecto no se haya realizado, pero luego desperté y comprobé que nosotros aún no estábamos preparados para respetar algunos requisitos que ellos proponían por experiencia. Inexplicablemente y vaya a saber por qué regla de tres, este hermoso proyecto no fue ejecutado. La verdad es que aquí nadie estaba preparado, ni educado para manejar este tipo de iniciativa, que al final iba a repercutir en todo nuestro ecosistema si no se ejecutaba correctamente.
Destapar una vieja herida siempre causa molestia y por eso quisiera narrarles algunos entretelones de esta triste historia, como si fuera un cuento de hadas o una inconclusa fantasía. Al final lo que quiero resaltar en este libro Con la sangre en los ojos es solamente una serie de experiencias y hechos, Que sí, es cierto fueron verídicas al final crearon una gran confusión para muchos de mis contemporáneos estudiosos, educados con una mentalidad contraria a la realidad.
Todos sabemos que este sufrido y conformista pueblo guaraní estuvo por décadas manejado por un tirano militar de apellido Stroessner quien reconocía las necesidades que estaba viviendo su pueblo y como no encontraba otra salida, esta nueva propuesta alemana era una brillante oportunidad, para amortiguar muchas de las necesidades de su hambreado pueblo.
Este gobierno reconocía nuestras privaciones como un mal necesario e irreversible para mantener viva su tiranía. Consecuentemente por culpa de esta desgraciada imposición el pueblo empobrecido tenía que soportar o pagar sus consecuencias. Este tirano, que al final gobernó por décadas, nuestros historiadores escribieron millones de sus historias y comentarios que ahora no vale la pena volver a repetirla. Al final la historia la escribe el hombre y pueden surgir muchas opiniones dispares que al final solamente crean duda. Nunca se sabrá si todo este sacrificio valió o no la pena haberla vivido, pero ahora ya tarde nadie puede retroceder.
En este mismo escenario estaba yo y mis amigos pescadores navegando cual bólido errante, sin saber qué camino tomar y esperando un milagro que nunca llegaba. Como de costumbre las promesas y los proyectos estaban en todos los discursos de los políticos, pero las oportunidades sólo llegaban para algunos correligionarios y el resto caminábamos a la deriva como unos bólidos errantes. Y pensar que una gran mayoría contábamos con la fuerza de nuestra brillante juventud y entendíamos que cualquier iniciativa que se realizaba siempre era mejor que no tener nada. Por toda esa circunstancia del momento quizás nunca nadie valoro lo que nos ofrecían y tomábamos y aceptábamos a ciega cualquier iniciativa o sugerencia que el gobierno nos ofrecía, con la esperanza de alguna vez poder progresar.
En lo que a mi persona concierne, quizás por haber tenido la oportunidad de ser educado en la ciudad capital en uno de los mejores colegios y de paso contar con algunas especializaciones, ser hijo de un inmigrante extranjero y no tener antecedente policial, al final me sirvió de garantía para ganar la confianza del administrador de la Estancia Buena Vista señor Orestes Furlotti. Este buen ciudadano era amigo personal del mismísimo presidente Stroessner, y aprovechando este acercamiento más mi reconocida capacidad como buen pescador, él siempre solicitaba mi servicio para acompañarle al Presidente de la República en sus habituales salidas de pesca por el río Paraguay. Por seguridad personal estas salidas nunca fueron comentadas entre nadie ni mi propia familia. Felizmente y que yo recuerde nunca salimos mal, pero cuando eso, todo lo que concierne a la pesca era diferente. Imagino que hoy día las cosas hubiesen sido diferentes, pues clavar las presas que en esa época pescábamos con facilidad, actualmente ya es prácticamente toda una hazaña imposible de realizarla.
Con el tiempo muchas cosas cambiaron y lo que antes sobraban muy pronto escasearon y las causas fueron muchas, quizás demasiadas que ni nuestros propios estudiosos alcanzaron a dimensionarla. Ahora lamentarse por todo lo perdido no es solución y por eso debemos cuidar lo poco que nos queda, para poder seguir viviendo en este mundo cruel. Puede que la naturaleza mortalmente herida alguna vez se recupere, pero mientras tanto nosotros debemos seguir luchando por mantener viva lo poco que queda de ella.
En aquella época yo aún soltero vivía con mi anciana madre luchando para sobrevivir y siempre intentando crear alguna nueva fuente de trabajo. Ella cansada de la monotonía de vivir enjaulada en la ciudad capital y quizás soñando retornar a puerto Antequera, voluntariamente se ofrece acompañarme en esta nueva iniciativa o sea aventura.
Lo increíble y llamativo del caso es que un buen día recibimos la sorpresiva visita del nada más, ni nada menos que Ministro de Agricultura y Ganadería del Paraguay, quien venía por orden superior dirigido a nuestra familia en particular. Este respetable jerarca de cabellos blanco, luego de identificarse me hace presente un documento sobre mi nuevo sorpresivo nombramiento de Primer Secretario General de Pesca de la Zona Norte.
Lo extraño del caso es que este hombre en ningún momento habló sobre quién o quienes me recomendaron sobre mi sorpresivo nombramiento. Pero, ahora recuerdo vagamente que el presidente de Paraguay en una oportunidad cuando estábamos pescando me pregunto si yo que hacía en Puerto Antequera. Le conteste que estaba investigando sobre el comportamiento de los peces que en cierta época del año desaparecían misteriosamente de nuestros ríos. Nuestro presidente que no era ningún ignorante, le interesó mi trabajo, pero nunca dijo nada. Lo llamativo del caso era que ahora justamente aparecía este sorpresivo nombramiento sin notificación oficial y a espaldas de nuestras propias autoridades locales que poco o nada sabían al respecto.
Después de todo, este sorpresivo nombramiento sin una presentación oficial era muy llamativo. Ya en una ronda de tereré entre una y otra pregunta de rigor me informa este Ministro sobre el proyecto de la futura fábrica de Surupar en el Paraguay donde nuestro gobierno esperaba mi reconocida colaboración.
Este enviado especial me explica en pocas palabras las importantes multimillonarias inversiones de esta empresa alemana con quienes nuestro gobierno nacional ya firmó la creación de una moderna industria pesquera en el río Paraguay. En contrapartida nuestro gobierno se comprometía con la empresa, garantizar que todos los pescadores sindicalizados y entre ellos me encontraba yo, teníamos la obligación de cooperar con esta Empresa en lo que fuera necesario, para facilitarle su futuro trabajo.
También comentó que como de costumbre al comienzo nadie percibiría ningún sueldo, pero que todos los gastos serían cubiertos por el gobierno nacional, previa presentación de documento. Las primeras reuniones quincenales ya estaban previstas en Remanso Castillo para la próxima semana. Recuerdo que cuando asistí a la primera convocatoria, el acto en sí fue algo increíble, espectacular, inolvidable, nunca visto y el joven hijo del presidente de la República, pulcramente vestido dirigió con mucha categoría y soltura la reunión.
La verdad es que en esa oportunidad nadie de los presentes dijimos una sola palabra, es que todos ignorábamos lo que se estaba confabulando. El escenario montado fue demasiado lujoso para nosotros los humildes pescadores. Entre tantas gentes distinguidas, recién salidas de su estuche y deseosas de triunfar, nuestra presencia prácticamente no era importante y pasaba desapercibido como uno más del montón. El acto, el asado, las bebidas eran de primera calidad, quizás demasiado bueno para nuestro atrofiado paladar. Y como todos los buenos actos bien programados, las reuniones posteriores y los comentarios seguían siendo un rosario de promesas y buenas perspectivas que a todos muy pronto nos transportó al mundo desconocido de… Las mil y una noches.
Los honorables representantes o empresarios alemanes que no hablaban el español, supuestamente según su intérprete ya tenían todo resuelto sobre papeles, pero en el terreno de la realidad que vivíamos, ellos desconocían nuestras privaciones y miserias. La idea en principio era instalar en Asunción del Paraguay una fábrica moderna de caviar, que se elaboraría de los huevos de nuestros peces para luego envasarla y enviarla al extranjero para su comercialización. Según aseguraban nuestros peces eran los mejores del mundo por su buena calidad y baja contaminación.
Pero en contrapartida para potenciar nuestra producción ictícola y no sufrir un bajón, se instalarían varios criaderos empezando desde Pilar hasta el alto Paraguay y así sucesivamente. Esta medida era para asegurar la producción y la fábrica poder mantenerse por muchos años en servicio sin dañar a la naturaleza que ellos bien sabían ya empezaba a declinar.
La empresa compraría de los pescadores todos los peces adultos capturados y ellos los fraccionarían de acuerdo a sus necesidades. Semanalmente o quincenalmente los modernos buques con cámaras frigoríficas recorrerían los centros de acopio para efectivizar a los pescadores los productos clasificados de acuerdo a su calidad.
Muchas de las ideas planteadas eran geniales, especialmente para el mundo civilizado que los alemanes estaban acostumbrados. Pero, acá en este pueblo inmensamente pobre, donde nadie contaba con energía eléctrica, agua potable, medio de comunicación ni transporte, las cosas no iban a ser tan sencilla, como ellos pensaban.
Dicen que huir a tiempo no es cobardía y esta empresa con sus grandes inversiones iniciales al final dejaron todo abandonado y un buen día desaparecieron del país, por arte de magia.
Los comentarios callejeros surgieron por doquier y los medios de comunicación de la época quizás por temor callaron y al final nadie supo exactamente lo que paso con este supuesto gran proyecto nacional. Desde luego que opinar ahora sobre lo que no se sabe exactamente no tiene sentido.
Pero luego pasaron los años y después de romperse muchos tabúes, creo que esta oportuna retirada fue lo más correcta y acertada para todos nosotros y en especial para la naturaleza, que finalmente iba a sufrir sus consecuencias dentro su eco sistema sistema si el proyecto no se ejecutaba correctamente.
Si vamos a empezar a enumerar todos los errores que ya cometimos contra la pobre naturaleza por no respetarla, comprobaremos una serie anomalía peligrosa que de alguna manera debemos evitar. La verdad es que hasta la fecha para paliar esta situación nada hicimos y esto muy pronto traerá aparejado una serie de desajustes ambientales de la que ya nunca jamás podremos escapar.
Por el bien de la humanidad espero esto nunca acontezca.
Tomado del libro de su autoría: Con la Sangre en los Ojos
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